¡Ojalá podamos también nosotros penetrar en esta más que luminosa oscuridad!
¡Renunciemos a toda visión y conocimiento para ver y conocer lo invisible e incognoscible que está más allá de toda visión y conocimiento!
¡Renunciemos a toda visión y conocimiento para ver y conocer lo invisible e incognoscible que está más allá de toda visión y conocimiento!
Porque ésta es la visión y conocimiento verdaderos: y por el hecho mismo de abandonar todo cuanto existe se celebra lo sobreesencial en modo sobreesencial.
Así como los escultores esculpen las estatuas, quitando todo aquello que a modo de envoltura impide ver claramente la forma encubierta; basta este simple despojo para que se manifieste la oculta y genuina belleza.
Así como los escultores esculpen las estatuas, quitando todo aquello que a modo de envoltura impide ver claramente la forma encubierta; basta este simple despojo para que se manifieste la oculta y genuina belleza.
Conviene, pues, a mi entender, alabar la negación de modo muy diferente a la afirmación.
Afirmar es ir poniendo cosas a partir de los principios, bajando por los medios y llegar hasta los últimos extremos.
Por la negación, en cambio, es ir quitándolas desde los últimos extremos y subir a los principios.
Quitamos todo aquello que impide conocer desnudamente lo subyacente, conocido solamente a través de las cosas que lo envuelven.
Miremos, por tanto, aquella tiniebla supraesencial que no deja ver las luces de las cosas.
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